El párroco de Villatorres apela a la doctrina cristiana y pide un pediatra
Llegado recientemente a Villargordo, Antonio Blanca, asegura : "Como cura de almas, debo velar también por la cura de cuerpos"

Foto: DIÓCESIS DE JAÉN
Antonio Blanca Ortega, párroco de Villatorres.
El nuevo sacerdote de Villatorres, Antonio Blanca Ortega, ha demandado a través de sus redes sociales, un pediatra para su municipio, donde alrededor de 500 niños se encuentran este verano, según las fuentes consultadas por este periódico, sin esta especialidad.
"Como sacerdote, como cura de almas, no puedo permanecer en silencio ante una realidad que golpea a nuestros pueblos: la ausencia de atención pediátrica durante el verano por recortes en salud pública", ha lamentado Antonio Blanca.
"¡Cómo no meterse! Si la Doctrina Social de la Iglesia nos recuerda que la dignidad humana y el bien común son pilares fundamentales de toda sociedad justa. ¿Cómo se puede hablar de bien común cuando se recorta en la salud, y peor aún, cuando afecta a una de las partes de nuestra población más vulnerables, a nuestros niños y niñas?", añade en su escrito en redes.
Continúa el párroco Antonio Blanca diciendo que está en la obligación de alzar la voz con respeto pero con firmeza: "Desde esta conciencia cristiana y ciudadana (soy cura, cristiano y vivo en este mundo, no en Marte), alzo la voz con respeto pero con firmeza: no podemos aceptar que la lógica del recorte económico se imponga sobre la vida y la dignidad de nuestros pequeños".
Sin embargo, deja muy claro que no quiere hacer política: "Como Iglesia, como sacerdote jamás haré política partidista, pero sí soy un ser político y por tanto, con la obligación moral de denunciar lo que está mal y de defender a los más indefensos, que a su vez es lo que Jesús, desde su misión profética, hacía".
Cree el párroco de Villargordo, Antonio Blanca que si callan son cómplices. "Hablar es un acto de justicia y de esperanza. Si callamos, septiembre llega y aquí paz y después gloria", añade.
"Pido a las autoridades sensibilidad y responsabilidad. A la comunidad, unidad y solidaridad. Y a Dios, que nos ilumine para no dejar nunca de luchar por una sociedad más humana".
Y concluye con una frase lapidaria: "Como cura de almas, debo velar también por la cura de cuerpos".