República aceitera

Un alcalde "rojillo" felicita a la reina emérita con oro líquido de Jaén

 República aceitera

Extra Confidencial.

Dicen que en Jaén no hay contradicciones, solo buena educación… y mejor aceite.

Y si no, que se lo digan al alcalde de una conocida localidad de la provincia, declarado republicano de pura cepa (de olivo, claro), que ha tenido el detalle de enviarle a su majestad la reina emérita doña Sofía una caja de aceite virgen extra de primera prensada por su cumpleaños, que se celebra el próximo 2 de noviembre.



Según ha podido saber EXTRACONFIDENCIAL, el obsequio —una caja de oro líquido recién salido de las almazaras de provincia de Jaén, presentado en una caja de madera de olivo con más porte que un discurso navideño— debe de llegar en estos días  discretamente a Zarzuela.

Nada de notas de prensa ni fotos con cintas rojas: el gesto se ha hecho “con humildad y mucho bouquet”.

Un brindis republicano con aroma real

El detalle ha generado una mezcla de sonrisas,  y algún que otro “¡vaya arte tiene el alcalde!” Fuentes cercanas al regidor aseguran que no hay contradicción alguna: “El alcalde no regala el aceite por monárquico, sino por jiennense. La ideología pasa, pero la acidez baja al 0,2% permanece.”

Por su parte, un concejal del pueblo, con más retranca que protocolo, comentaba en corrillos: “Si la reina prueba este picual, igual pide abdicación… pero en la almazara.”

El mensaje: sin trono, pero con tono

El regalo imaginamos que iba acompañado de una tarjeta sencilla, sin tratamientos ni reverencias: “Con el mayor respeto y en nombre de mi pueblo, le deseo un feliz aniversario.”

Nada de “majestades” ni “realezas”, que aquí las únicas coronas que se veneran son las de las botellas.

Entre la ironía y el aceite

El gesto ha corrido como la pólvora por los grupos de WhatsApp políticos y aceituneros de la provincia, donde ya se habla del episodio como “la diplomacia del oro líquido”. Un veterano agricultor de la zona lo resumía así: “Esto demuestra que el aceite de Jaén une más que la Constitución.”

Mientras tanto, en el pueblo todo sigue igual: los olivos florecen, el alcalde trabaja, y la reina emérita —si ha recibido ya el regalo— quizás esté pensando que en la República del Santo Reino la cortesía se embotella.