PODCAST | El Santo Rostro, varios siglos de culto y peregrinación

Conoce en este podcast la historia del Santo Rostro de Jaén, que este viernes, 15 de agosto, volverá a bendecir los campos y al pueblo jiennense

 PODCAST | El Santo Rostro, varios siglos de culto y peregrinación

Santo Rostro de Jaén.

El 9 de febrero de 1940, la policía francesa se incautó en un garaje del pueblo francés de Villejuif-Bicetre, cercano a París, de catorce baúles que contenían joyas procedentes de España. En uno de estos baúles apareció el Santo Rostro de Jaén, que a finales de septiembre de 1936, con motivo de la Guerra Civil Española, fue retirado de la Catedral para ser trasladado al Banco de España de Valencia. Una vez devuelto al pueblo de Jaén, la tradición que durante siglos trajo a Jaén a peregrinos de todo el mundo, volvió con renovada devoción, algo que podrán vivir fieles y turistas el próximo viernes, día 15 de agosto.

La Catedral de Jaén, cuya construcción está ligada al Santo Rostro como relicario, acogerá el jueves, día 14, a las 12 del mediodía, el repique general de las campanas para anunciar la solemnidad del día siguiente. La novedad de este año incluye una jornada de puertas abiertas este mismo jueves, de 6 y media a 8 y media de la tarde, en las que la Virgen de la Antigua podrá ser visitada en la capilla mayor.
El viernes tendrá lugar, a partir de las 11 y media de la mañana, la fiesta con la procesión claustral de la Virgen de la Antigua, patrona del Cabildo Catedralicio. La solemnidad estará presidida por el deán de la Catedral, Francisco Juan Martínez Rojas. Por su parte, la talla será portada por los miembros de la Cofradía de la Buena Muerte y por colaboradores de la Catedral. Después, durante la Eucaristía se presentarán ante la Virgen, en el presbiterio, los niños nacidos en el último año. Y al finalizar la Santa Misa, tendrá lugar la bendición secular con el Santo Rostro desde los balcones de la Catedral.




El Santo Rostro
A lo largo de los siglos, la tradición popular ha considerado siempre al Santo Rostro como uno de los pliegues del paño con que la mujer Verónica enjugó la faz de Cristo en su camino hacia el Calvario, aunque no sea así. Sin embargo, según explica el Cabildo Catedralicio a través de la página web de la Catedral de Jaén, hasta nuestros días no ha llegado constancia documental cierta y verídica que aclare los orígenes de esta reliquia en Jaén.

El Cabildo lo relata así: “Diversos han sido los historiadores locales que recogieron y sistematizaron algunas tradiciones que circulaban sobre la llegada de este vestigio de la Pasión del Señor al Santo Reino. Para unos, habría sido traída desde Roma por San Eufrasio, uno de los Siete Varones Apostólicos y obispo de Iliturgi, que es considerado como el primer prelado con que contó Jaén; esta hipótesis nos ha llegado aderezada literariamente con una inverosímil y legendaria narración, que fue ya objeto de crítica en el s. XVIII”.

Según el relato del Cabildo en la web catedralicia, los primeros datos ciertos de la presencia del Santo Rostro en Jaén se remontan al s. XIV. Muchos investigadores enlazan las primeras referencias al Santo Rostro con el pontificado de don Nicolás de Biedma. Este prelado ocupó la sede de Jaén en dos períodos: el primero entre 1368 y 1378, y el segundo entre 1381 y 1383. Podría haber sido don Nicolás quien trajese a Jaén la Verónica, como es llamada la reliquia en los documentos de la época.

Frente a esta posible presunción, existe un dato desconcertante: cuando don Nicolás hace testamento, declara heredera universal de sus bienes a la fábrica de la catedral, que él había empezado a construir para sustituir a la mezquita convertida en primer templo. Sin embargo, en el texto testamentario no hace referencia alguna a tan preciada reliquia, que siempre ha recibido la veneración de los fieles en la Catedral.

Sí hay constancia, sin embargo, de que la Verónica se guardaba en el sagrario de la iglesia mayor, y sólo era mostrada a los fieles en dos ocasiones: el Viernes Santo y el día de la Asunción, titular del primer templo diocesano, y con ella se bendecían los campos de Jaén desde los balcones de la Catedral.
La ostensión de esta reliquia atraía a numerosos peregrinos en las dos ocasiones en que anualmente era expuesta. Estos devotos podían lucrar unas indulgencias episcopales, que fueron enriquecidas por las que otorgó Clemente VII, en 1529, mediante el breve Salvatoris Domini.

Para evitar los notables inconvenientes que se derivaban de la tumultuosa afluencia de fieles, que competían por besar y tocar la venerada reliquia, el obispo Rodrigo Marín Rubio costeó de su propio peculio, en 1731, un precioso relicario, realizado por el afamado orfebre cordobés, Francisco José Valderrama. El marco fue completado por el lazo que la Duquesa de Montemar donó en 1823, pero fue perdido en el viaje del Santo Rostro hacia el Banco de España de Valencia en 1936. A su regreso a Jaén fue sustituido por otro, que es el que puede apreciarse cada año durante la bendición del 15 de agosto.