Mediodía en la provincia de Jaén

Ana Cortecero

No es ninguna tontería

La opinión de Ana Cortecero


Hay momentos en que nos hierve la sangre y sacamos la fuerza necesaria para batallar. Y en nuestra batalla, otras personas reconocen sus propias vivencias, como está sucediendo con las víctimas de la nefasta gestión del programa de cribado del cáncer de mama en Andalucía. No es ninguna tontería. Lo sé porque yo también desarrollé ese cáncer y, afortunadamente, me salvó una detección precoz.

Hace ya casi 20 años de mi diagnóstico y el sistema sanitario andaluz de entonces funcionó y me libró de una metástasis segura. Desgraciadamente, tanto mis últimas experiencias como los hechos que ahora estamos conociendo, han quebrado esa confianza en la sanidad andaluza. ¿De qué sirve que nos opere el mejor especialista si cuando lo hace ya es demasiado tarde? La rapidez en la atención médica del cáncer es crucial y no depende de los profesionales sanitarios, sino de los recursos económicos que se destinan a la sanidad pública y de que se apliquen bien, es decir, de la inversión y de la gestión realizada por quienes nos gobiernan.



Desde el cambio de gobierno en Andalucía - este gobierno que iba a acabar con las listas de espera- he penado lo mío para conseguir la mamografía anual de control que debo hacerme mientras viva. Y he vivido situaciones rocambolescas, como cuando ya preparada delante de la máquina me despachan sin hacérmela porque me habían citado por error. Así que cuando hace tres años mi mamografia resultó confusa y me prescribieron otra prueba, tras unos meses angustiada, me planté en mi hospital con el firme propósito de no moverme de allí hasta que me dieran una fecha.

Por eso me pongo fácilmente en la piel de esas treinta mujeres de Jaén que están sufriendo las terribles consecuencias del deterioro de la sanidad pública andaluza, porque en ello les va la vida. Y me indigno cuando el actual consejero andaluz de Justicia afirma que sus demandas judiciales “tienen muy poca viabilidad práctica”. ¡Menudo sentido de la justicia! Empezaron no queriendo escuchar las voces de estas mujeres, ninguneándolas, y ahora pretenden silenciarlas, confundiéndolas -como diría Machadocon sus propios ecos. No es ninguna tontería.