Mediodía en la provincia de Jaén

Marian Adán

Estable dentro de la gravedad

La opinión de Marian Adán


Tiene nuestro presidente andaluz el hábito de descansar antes de estar cansado. Preservado casi intacto en su hornacina, hoy se nos revela como un gran crupier, que reparte culpas ante la sacudida del caso “mamografías”.

Ya son demasiados los que se otorgan licencias oficiales, para engordar empresas médicas de postín con dinero público, a cambio de una poltrona que los acoja. Por la cagada se conoce al pájaro, y aunque su piquito y sus pases por naturales, lo hagan parecer el yerno perfecto, el príncipe azul croa por las esquinas.



Con Juanma se nos rompió el amor casi sin usarlo. Decimos los serranos que, a quien no está hecho a bragas, las costuras le hacen llagas. Hospitales deshabitados, consultas vacías y regueros de jóvenes sobradamente preparados que emigran, nómina en mano.

Ahora anuncian contratos, legiones de médicos... Bien sabemos que, para arreglar el entuerto, harían falta, como poco, media docena de presupuestos autonómicos y, sobre todo, interiorizar aquello de “la prioridad de lo público”.Si la solución es poner al mando a un viejo lobo de mar, curtido más por los cargos que por las cargas, hagámonos a la idea de reservar un apartadillo mensual para el seguro médico.

Cuando más de un millón de andaluces esperan una prueba diagnóstica —que se dice pronto, y en muchos casos tarde—, la receta es contratar a menos de 5.000 profesionales, de los cuales apenas un tercio son médicos, se tapa una mancha con un agujero.

¿Se llenarán las estaciones de tren de doctores de regreso, dispuestos a renunciar a cobrar el doble por contratos de meses, todo ello para servir a la patria verdiblanca?

Lo que fueron llagas hoy es gangrena que amenaza la femoral. Al tiempo...