Nueva excavación en el yacimiento íbero de Puente Tablas
Esta fase tiene como objetivo continuar con la ampliación de las intervenciones en el caserío, con la excavación de una nueva unidad doméstica
Foto: UNIVERSIDAD DE JAÉN
Vista del yacimiento de Puente Tablas.
El Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la UJA ha retomado los trabajos de excavación en el 'oppidum' de Puente Tablas, en Jaén capital. En concreto, ha iniciado la fase cinco del proyecto general de investigación del citado enclave, que se ha convertido en referencia del poblamiento íbero del Alto Guadalquivir, enmarcado en un convenio de colaboración entre la Consejería de Cultura y Deporte y la UJA.
Esta fase tiene como objetivo continuar con la ampliación de las intervenciones en el caserío, con la excavación de una nueva unidad doméstica, lo que vendría a completar la imagen de la manzana de casas conocida hasta el momento, según ha explicado el instituto a través de sus redes sociales, consultadas por Europa Press.
"Todas estas investigaciones lo convierten en un espacio arqueológico fundamental en las propuestas de análisis sobre el espacio urbano en época ibérica, a lo que se suma inseparablemente la perspectiva social, a partir de un trabajo continuo de transferencia y socialización que se ha desarrollado de forma coordinada con distintas administraciones, potenciándose especialmente en los últimos años", ha afirmado.
El poblado íbero de Puente Tablas se desarrolló entre los siglos VII y finales del III a.n.e. Antes de ese momento, entre los siglos IX-VII a.n.e. el lugar estaba habitado. Aquel primitivo poblado carecía de murallas y sus viviendas eran cabañas sencillas y sin organización precisa entre ellas.
En torno al siglo VII a.n.e., hace 2.700 años, el poblado se transforma y se incorporan nuevas formas de construcción: levanta en su perímetro una muralla y, dentro del recinto, se traza una trama urbana con casas y espacios públicos y donde se instala un palacio para el príncipe y, varios siglos más tarde, un santuario.
Aunque el lugar era bien conocido como un antiguo poblado, no fue objeto de atención por la arqueología hasta los años 70 del siglo XX, de manera puntual, y de forma más continua, hasta los años 80, cuando se pudo en marcha un proyecto de investigación, aún en desarrollo, sobre el mundo íbero.