La chapa

Carlos Oya

¡Demonios, llevadme!

Hacer cola para un bar es algo triste y violento

El fin de semana pasado estuve en Granada. Huía de una aglomeración para ir a...otra aglomeración. La cuestión era la misma en todos los sitios: “¿Han reservado?”. Como mi religión me impide hacer colas a menos que esté en la farmacia, ambulatorio u hospital (lo de las filas para comprar lotería es algo que se me escapa) ahuecaba el ala junto a mis compadres. Porque hacer cola para un bar es algo triste y violento. Los que esperan hacen quinielas a ver quién se levanta antes (“¡CABRONES! ¡HAN PEDIDO POSTRES!”) y los que comen son observados como cobayas en un experimento. Y a mí, llámenme decimonónico, pero no me gusta que el personal me monitorice mientras engullo porque para eso me voy a ARCO, digo que es una “performance” contra el consumismo y me sale gratis la manduca. Luego algún hostelero se quejará de que se está perdiendo la tradición de “ir de bares”. En distinto lugar pedí un cortado. Dos euros por un aguachirri en cubilete de cartón. Me costó dar con el progreso humano en los posos de tal brebaje. Porque eso otra...los cafés como complemento. La gente caminando por la calle Campanas con su café portátil como si fuera Wall Street. No he visto atacar naves en llamas en Orión pero he visto a gente pedir tostadas para llevar. Una de las cosas que me chirriaba de las pelis estadounidenses de mi niñez era el personal adulto, elegante y trajeado almorzando un triste sándwich en un banco. Ya lo hemos importado; eso y lo de comer andando. Tengo esperanza en la juventud porque mis alumnos se sientan en su poyete a comer el bocata tranquilamente. Luego la botellita de plástico de agua de serie... ¿Hemos involucionado en sólo veinte años para tener que renovar nuestro fondo hídrico cada dos minutos? Y de repente una mochila en frente tuya de un señor que la lleva por delante como un canguro un marsupio. Y los padres jóvenes se cuelgan a los bebés de sitios cada vez más raros. Y todos mandando mensajes de voz muy largos a sus móviles mientras caminan...no puedo, me supera, se me llevan los demonios.