El Expositor: El trozo de queso de Moreno Bonilla
Crónica política de la semana de Manuel Expósito Moreno

El trozo de queso de Moreno Bonilla.
Escandalera. Hay gentes que no están para ferias. San Lucas las podrá perdonar. También el más allá podrá esperar cuando, en el más acá, hay motivos para votar a bríos y no pensar en fiestas. La desatención a las mujeres con posible cáncer de mama por parte de la Junta, mamografías dudosas, clama al cielo. De la sentida oración ante las 20 imágenes de la Magna, e incluso frente a santa Catalina, se colegiría. 1.800, 2.000, quién sabe si muchas más andaluzas afectadas. Algunas, dos años en la estacada; otras ya, por desgracia, muertas y enterradas. Varias afectadas en la provincia; muchas más indignadas. La empatía, la solidaridad, el mal rollo, la mala baba, se expanden, se contagian, como el barro en los zapatos cuando llueve en un ferial de albero. Los teléfonos no han parado de sonar. AJICAM, la asociación jiennense de cáncer de mama, cuantificaba a mitad de semana en más de una treintena los casos en la provincia derivados de una palmaria negligencia en el cribado para la detección precoz del cáncer de mama. El problema se amplificaba, no solo por las -directa y dramáticamente- concernidas, sino por todas aquéllas que se hicieron la prueba e interpretaron el silencio administrativo como sinónimo de normalidad. Nada más lejos de la realidad. El presidente, felizmente instalado en el prefacio de una nueva mayoría absoluta, se preocupa de veras. ¿Quién me ha robado mi trozo de queso? La fábula de Spencer Johnson le remuerde la conciencia. Cesa, o fuerza la dimisión, que en la práctica es lo mismo, de la consejera de Salud. Se disculpa, en comparecencia pública. Le ‘reportajean’, en un encuentro forzado, con niños enfermos de cáncer, en Almería. Responde, airado en el Parlamento, mostrando la supuesta prueba de que el protocolo de no comunicación de mamografías inciertas se puso en marcha cuando María Jesús Montero era la responsable del departamento. Nervioso, se acelera, muestra un documento y y lee lo que no es: “El anterior protocolo, en su página 14, (señala que) los profesionales de atención primaria (practicarán la) rapidez diagnóstica para disminuir la ansiedad innecesaria de los pacientes”. Andalucía concertó con el sector privado más de 311.000 mamografías (a 17,61€/prueba), “alegando falta de medios”, en tanto que el presidente lo negaba en sede parlamentaria. El Gobierno andaluz externalizó cribados de cáncer a una clínica privada por 5,4 millones de euros, mientras Juanma Moreno aseguraba en las Cinco Llagas que "se derivaron cero".
Los teléfonos se caían en centralitas del SAS al saltar la alarma, e incluso en teléfonos directos de centros de salud de nuestros pueblos y ciudades. Eran madres, abuelas, esposas, hermanas, amigas, que reclamaban una nueva cita porque el hecho de no recibir comunicación, ni de no tener síntomas, tras la última mamografía, había dejado de constituir ya la acostumbrada y tranquilizadora exploración periódica. Sin resultados concluyentes, incertidumbre y miedo. Y, ahora, ¿qué? Que el sistema no funciona es una obviedad. Un superviviente de cáncer me confesaba en las últimas horas: “Tengo la revisión el 20 de noviembre y el 21 me citan para hacerme la ecografía, una prueba diagnóstica previa imprescindible”. Algo falla en la técnica organizativa. Septuagenario, operado de cataratas en el ojo izquierdo. Dolor postoperatorio, primera revisión: Todo, normal, le indican, no pasa nada, las molestias remitirán. Pero no sucede así: regresa a la consulta del especialista, una semana después, toda vez que, pese a los antecedentes, se prescindió del seguimiento telefónico diario. La operación ha salido mal, tendrá que repetirse. Nuevo postoperatorio, no hay incomodidad, pero ha perdido mucha visión. Pasados unos días, le confirman el diagnóstico: desprendimiento de retina. Termina operándose de ello fuera de la provincia, en concreto, en un hospital público de Granada. Antes, y para antes, le ofrecieron la alternativa de una clínica privada. Declinó la oferta. Mujer con neoplasia vulvar, recién diagnosticada. Angustia más que justificada. Las dudas, la indefinición, sobre la fecha de la biopsia en la sanidad pública, la conducen inevitablemente, apenas 72 horas después, a un centro de diagnóstico privado. Los seguros de salud crecieron en nuestra comunidad autónoma un 25 por ciento durante los últimos 7 años. Un 3 por ciento en el último año, el triple que el ritmo medio de crecimiento estatal.
Más ceses, prometía Moreno Bonilla (Cada día más Moreno Bonilla y menos Juanma). En el ‘Virgen del Rocío’ de Sevilla, pero los yerros también se produjeron en otras provincias. El tropel de nuevas pruebas, todas y cada una, se llevarán a cabo antes de que acabe noviembre. No será fácil poner orden en la confusión. Y, sobre todo, carencia cruda, faltan radiólogos. Chivos expiatorios. Cabezas de turco. Cortinas de humo. Gestionar el departamento sanitario de la Junta de Andalucía, de 2019 a esta parte, con un presupuesto que sube en la misma proporción que se incrementa la externalización, era un marrón que parecían percibir, a bote pronto, paisanos/comprovincianos como Catalina García, María Luisa del Moral o José Antonio Miranda. ¿Si lo sé no vengo? Lina estaba predestinada a encabezar la candidatura del PP de Jaén en las próximas elecciones autonómicas; y María Luisa se erigía una de las cotizaciones más sólidas de la familia popular hacia la candidatura de aspirante a la alcaldía de Jaén capital. A principios de noviembre, 7, 8 y 9, Sevilla, es decir, antes del fin de la campaña exprés de cribados, XVII congreso regional, Juanma Moreno Bonilla será reelegido presidente del PP-A. Mediado enero, una cábala plausible hasta hace un par de semanas, el proceso interno de renovación incorporaría la celebración del cónclave provincial. Si san Fernando no dice lo contrario, a Erik Domínguez no le toserá ni la Virgen de Arjona (Al criticar el uso de un coche-patrulla de la policía local que hizo Juan Latorre, alcalde arjonero, el sábado de la Magna, camino del lugar asignado a la procesión icónica de su pueblo, Erik, desconocedor de las observancias de santoral católico, confundió a una supuesta Virgen arjonera con los patronos, san Bonoso y san Maximiano). Igual nada es irreversible (pero no te aferres a lo que ya no existe) y el trozo de queso esté en otra parte, un laberinto preelectoral diferente, en cualesquiera de los casos, o quizá este escándalo, este torrente de contestación que inunda las calles de lazos y camisetas rosas, lo cambie absolutamente todo.