La tirilla

Santiago Donaire

Abusadores con carnet

La respuesta no puede ser cerrar filas ni suspender la crítica en nombre de la estabilidad

Ante los casos de dirigentes socialistas denunciados por acoso sexual, nos resulta difícil entender cómo lograron escalar dentro de un partido al que creíamos reconocer por su posicionamiento feminista. La realidad es que siempre dudé de los filtros, de que fueran suficientes, capaces de evitar que se colaran individuos sin principios, abusadores y corruptos. Se cuelan a través de la rendija de la falsedad: quien quiere hacerse un hueco en la estructura del partido sabe que debe asumir como propios los principios que nos definen como izquierda. Ser de izquierdas no es una etiqueta; es una forma de estar en el mundo. Es creer que la igualdad no es negociable, es ser feminista, es entender que todas las personas tienen derecho al trabajo y a la vivienda, que la sanidad debe ser un derecho y no un privilegio, que la educación debe ser pública, libre y de calidad para todas las personas. Es reconocer que el planeta no puede seguir siendo destruido por los intereses de unos pocos. Para la inmensa mayoría de los militantes, estos principios son algo que llevan dentro. Pero para unos pocos, es como una capa de maquillaje muy superficial; les basta con repetir “compañeros, compañeras” cada dos por tres, o mencionar el patriarcado de vez en cuando, pero no mucho más, hasta conseguir el sillón anhelado.

Ante este escenario, la respuesta no puede ser cerrar filas ni suspender la crítica en nombre de la estabilidad. La respuesta debe ser más honestidad y una política verdaderamente transformadora, capaz de operar más allá de los cálculos electorales. Hay que legitimar las quejas internas y por ello nuestro reconocimiento a las mujeres que denunciaron a sus acosadores: nunca es fácil acusar al jefe, ante un abuso de poder, el riesgo de ser cuestionada, de quedar fuera es grande. Sin duda su valentía contribuirá a desenmascarar a los indeseables, a quienes estuvieron mirando para otro lado, sus compañeros hombres, que con su silencio contribuyeron al abuso, deben unirse a esta limpieza necesaria o irse. Tolerancia cero.

Para hacer políticas públicas efectivas, para que la gente confíe en unas siglas, primero tienes que barrer en tu casa. Si has hecho del feminismo parte de tu ADN y del eje de autoridad moral ante la sociedad, no te puedes permitir decir una cosa y hacer otra. La incoherencia se paga muy cara, y en estos tiempos el precio es la llegada de la extrema derecha y sobre todo nunca más el maltrato a las compañeras. El camino se promete duro, pero de ésta salimos, hay que detectar a los corruptos y ponerlos ante la justicia, a los babosos machistas y a sus encubridores los queremos fuera. Con un solo indicio debe abrirse una investigación no se trata de una caza de brujas, no es política de males menores, es que no hay otra solución.

Queremos seguir con este gobierno progresista que tantos beneficios dio a la clase trabajadora, pero lo queremos libre de dudas, En la certeza de que el futuro será feminista o no será.

Salud.