Mediodía en la provincia de Jaén

Juan Carlos Ruiz

Plantas de biogás en la provincia de Jaén

La opinión de Juan Carlos Ruiz


Desde hace unas décadas se busca con interés el aprovechamiento total del cultivo del olivar. Desde tiempos inmemoriales el aceite de oliva ha sido bien aprovechado para el consumo pero no se han sabido gestionar adecuadamente los desechos producidos por la poda del olivo ni los resultantes de la elaboración del aceite en las almazaras.

Hace unos años, aprovechando subvenciones públicas se instalaron muchas fabricas de producción de pellet que pretendían aprovechar los residuos de la poda y del hueso de la aceituna para producir combustible para las calefacciones. Con el paso del tiempo, se ha visto que esa solución no era la adecuada. El producto dejó de ser competitivo económicamente, resultaba muy incómodo para el usuario y no era nada ecológico ya que al final este pellet se quemaba lanzando gases perjudiciales a la atmósfera.



De todos los proyectos que se pusieron en marcha, solo unos pocos siguen funcionando y con una esperanza vital poco alentadora.

En los últimos meses hemos recibido la noticia de que, también aprovechando más de 700 millones de euros de subvenciones públicas se prevén instalar en nuestra provincia 23 plantas de biometano, de las cuales 3 ya se encuentran en una avanzada etapa de permisos y legalizaciones.

En principio, esta sí parece una buena solución para el sector. Consiste en recoger los residuos de todo el proceso de fabricación del aceite, fundamentalmente el alperujo, añadirles unas bacterias que realizan en ellos una especie de digestión mediante la que se forma el biometano al 96% de pureza. Apto para combustible, calefacción o producción de energía eléctrica.

Además, los residuos de este proceso, los llamados “digestatos”, al ser muy ricos en nitrógeno, podrían ser utilizados como abono, aprovechando así todo ciclo y con muy poco impacto medioambiental.

¿Cuál es el problema entonces para la instalación de estas plantas? Pues son varios.

PRIMERO: El metano es un gas muy inflamable y una incorrecta manipulación podría tener gravísimas consecuencias de incendios y explosiones.

SEGUNDO: En la producción del biometano, se generan también pequeñas cantidades de gases de azufre que resultan nocivos para la salud y producen un olor muy desagradable.

Por lo tanto, debería ser obligatorio que estas plantas se instalaran en lugares aislados, muy distantes de cualquier población y con altas medidas de seguridad.

Además, si los 23 proyectos de plantas de biogás se llevaran a término, superarían con mucho, la producción de alperujo y de residuos de la provincia de Jaén, es decir, no habría suficiente materia prima para abastecer a tanta planta, lo que supondría que muchas de ellas no llegaran nunca a ser rentables.

Hagamos las cosas, pero seamos sensatos. No caigamos dos veces en el mismo error. La idea es buena pero solo si se ejecuta como es debido.