Mediodía en la provincia de Jaén

José Luis Urgel

La cereza podrida

La opinión de José Luis Urgel


A las faldas del Cerro de la Vieja, en el Parque Natural de Sierra Mágina, encontramos calles estrechas, en permanente cuesta, plazas pequeñas, casas con blancas fachadas y un continuo mirador excepcional hacia la sierra. Así es Torres, donde uno de sus símbolos son las cerezas, jugosas y muy carnosas.

Pero a las cerezas le sucede como a las manzanas, puede haberlas podridas. Y en Torres, pese a todas su bondades, han cosechado una cereza podrida que en su día fue la más degustada, la que mejores críticas recibía. Una cereza que tiene nombre y apellidos. Baltasar Garzón Real.



Durante 30 años, Garzón persiguió desde la Audiencia Nacional a los criminales más execrables, como a terroristas y narcotraficantes. Ordenó detener a Pinochet y fue tras los GAL. Todo aquello le valió para convertirse en uno de los jueces más populares y respetados del país. Era la cereza más codiciada hasta que un día se pudrió.

Cayó en la tentación de ir más allá, de saltarse la ley, de jugar sucio. Tal vez fruto de sus fobias políticas se convirtió en un juez prevaricador cuando investigaba la Gürtel al ordenar escuchas ilegales. Aquello le costó la expulsión de la carrera judicial. De admirado a repudiado. Un prevaricador que hoy en día se permite la desfachatez de ir por las televisiones dando lecciones de buenas prácticas judiciales a los que un día fueron sus compañeros, a aquellos que no tienen tacha alguna. El juez corrupto aleccionado a los jueces honrados. El mundo al revés. Y el problema es de los periodistas que le conceden minutos en la radio, en la tele y además le presentan como magistrado cuando ya no lo es. Toda una farsa que solo busca socavar el trabajo de los jueces y magistrados, que, a diferencia de Garzón, no prevarican, mal que le pese a algunos. Hace pocos días el Tribunal Europeo de Derechos Humanos volvía a avalar la actuación de nuestros jueces del Supremo. Y mientras la justicia española imparte justicia, ni más, ni menos, la fontanera del PSOE, Leire Díez, señala a la cereza podrida de Torres. “Baltasar Garzón tenía un negocio con Villarejo de puñetera madre”, le dijo Leire al fiscal Stampa. La cereza podrida de Torres, socia del fontanero mayor del reino, de Villarejo. No es nuevo. La amistad y estrecha relación del inspector Villarejo, su amiga Lola…Dolores Delgado, y de la pareja de Lola, es decir, Garzón son conocidos. Por mucho que algunos se empeñen en sacarle brillo a la cereza podrida de Torres es eso… una cereza podrida.