El Expositor

Manuel Expósito

De mindfulness al almanaque, una de derechas

Crónica política de la semana de Manuel Expósito Moreno

 De mindfulness al almanaque, una de derechas

Hospital Universitario Virgen del Rocío. Nueva Capilla.

La formalidad del XVII Congreso del PP-A, fijada/fechada mucho antes de que irrumpiera a escena la escandalera tormentosa por los cribados de mama, ya es agua pasada, historia amortizada, una suerte de insulso trámite, o ejercicio de polichinela, 99,95% de aceptación a la búlgara, para quien tiene la cabeza en lo que realmente importa, esto es, sobrevivir a su propio personaje, al vencedor que goza de las ventajas de defender quimeras, de aspirar a lo más alto, porque, hasta anteayer, siempre tuvo la fuerza de una victoria que no parecía siquiera vislumbrar fecha de caducidad, en lontananza. Juanma Moreno Bonilla, reconoce ahora su entorno, es insomne severo, y para dormir 4 o 5 horas cada noche tiene que medicarse. En su recién publicado ‘Manual de convivencia. La vía andaluza’ (Espasa), un trabajo de negros, el presidente revela cuán reparadora es para sus angustias del día a día la práctica de la meditación trascendente, o mindfulness -abstraerse-, lo que le permite una conciencia más provechosa del presente. Sus hagiógrafos, pues, empiezan a presentárnoslo como un gobernante que sufre, que interioriza los dramas de la gestión y se predispone al sacrificio con tal de no decepcionarnos. Marketing amable, edulcorado, por tierra, mar y aire. Juanma, el yerno deseado, el cuñado que no es un coñazo, el compadre incapaz de romper conscientemente un plato. Lo que está en juego en Andalucía, ante el ascenso de Vox, si no revalida la mayoría absoluta. "Me dejaré la piel por la mayoría de la estabilidad". Ese parlamentario, arriba o abajo, con el que sueña JM+ para convertirse en el Puigdemont de la región.

La nueva ejecutiva de Moreno Bonilla solventa las incógnitas previas con un claro espaldarazo de continuismo que conducirá inequívocamente a la aprobación decembrina de los presupuestos autonómicos 2026 y, paralelamente, a los preparativos de las elecciones andaluzas, a cuatro o siete meses vista, en función a lo que dicten encuestas y otros azares de la política nacional. Sigue Antonio Repullo, jefe de oficina, al frente del staff de San Fernando, reforzado por el gaditano Ignacio Romaní, coordinador general y Organización, dos de los consejeros de peso, Antonio Sanz y Carolina España, presidiendo el Comité Electoral y el Consejo Asesor, respectivamente; 11 vicesecretarías de área, con dos delegadas territoriales jiennenses reconocidas, proyección ascendente: la villacarrillense Soledad Aranda, en Desarrollo Sostenible, y la pealeña Ana Belén Mata, en Empleo, Educación y Universidad; además, respecto a la presencia comprovinciana, de la permanencia en el núcleo duro de la diputada tosiriana Maribel Lozano, presidenta de la Unión Interparlamentaria, en consonancia con el control que ejerce su mentor, Toni Martín, en el seno del grupo parlamentario mayoritario en las Cinco Llagas. Como vocales del comité ejecutivo, vacas sagradas -Javier Arenas, Elías Bendodo y Juan Bravo- y, por descontado, todos los presidentes provinciales. ¿Para cuándo los congresos provinciales? Da lo mismo que lo mismo da. Se impone la obediencia sin crítica. Erik Domínguez, incontestable, ni que decir tiene, salvo que Sevilla disponga lo contrario. Ocurre igual en la acera de enfrente. ¿Quién discutiría a Ángeles Férriz en la cabecera de cartel por Jaén? “Decidirán las agrupaciones locales”, matiza una fuente consultada. ¿Normalidad o chamusquina?



Clausura dominical del cónclave de los populares andaluces, mientras las mareas blancas se manifestaban por las 8 capitales. 3.000, en Jaén, según la Subdelegación.  “La lista de espera para mamografías de mujeres con síntomas de cáncer se ha disparado en el Virgen del Rocío, el hospital de la crisis de los cribados”. El rayo que no cesa. “GESI, la empresa subcontratada para gestionar los cribados de cáncer de mama sostiene que no se encarga de comunicar con las pacientes”. El río que nos lleva. Juanma, sonrisa cansada, saca fuerzas de flaqueza, en pos de recuperar la iniciativa y volver a ganar, “con humildad”, reconociendo los errores. "No somos insensibles y nos duele lo ocurrido en las últimas semanas", al tiempo que subrayaba que han multiplicado por 5 los equipos oncológicos, pidiendo a sus compañeros que defiendan sin complejos que su partido ha sido “el que más hecho por los servicios públicos”, que son "incansables", que no les "tiemblan las piernas" y que no echan "balones fuera". Lugares comunes. Tópicos típicos. Con el triunfo, todo se daría por bien empleado. El vencedor puede gozar de las ventajas de justificar sus tropiezos en aras de lo quimérico, porque le avala la fuerza de su última victoria, pero el vencido, si quiere rentabilizar demoscópicamente su discurso, tiene que someterse a una práctica que obtenga el beneplácito de propios y, sobre todo, de extraños. Es la diferencia, en términos de poder, entre el que lo ostenta, y pretende conservarlo a toda costa, y el que aspira, a ratos, a socavarlo/soliviantarlo. O sea que, a pesar de los pesares del inquilino de San Telmo, para sí los quisiera María Jesús Montero, que ni va a sacar adelante unas nuevas cuentas estatales ni puede demorar mucho más el abandono definitivo de la privilegiada lanzadera preelectoral que le permite bajar a Andalucía con las ínfulas propias de su condición de vicepresidenta primera y ministra de Hacienda del Gobierno central. Y, así, Vox, reforzadísimo por las encuestas, llave que abre después de incontables vueltas a la derecha, se limita a verlas venir. Sartén por el mango, el éxito del mínimo esfuerzo, dos huevos y apenas unas gotitas de aceite, de Valencia a Madrid. Puente de Génave, única alcaldía de Vox en Jaén. La España que madruga polemiza, a resultas de un almanaque franquista y del hurto de la bandera rojigualda a la entrada del municipio. El alcalde, Francisco García Avilés, una especie de Milei a la serrana, saca pecho y reparte mandobles. Visto lo visto, se consolida la idea de la superfluidad de la especie como tal. Es decir, nada.